jueves, 24 de septiembre de 2009




RECORDANDO AL CACHIBA
ED´ OSCO
     


Por Freddy Ayala Plazarte


Hace casi un año (10 de Octubre del 2008), en el blog de K-Oz editorial y del grupo literario Kbzuhela, se publicó una nota en conmemoración de un año más del fallecimiento de un poeta, ante todo compañero de letras, me refiero a Oswaldo Calisto Rivera (Cachibache), Quito, 1979-2000. Nunca lo conocí, pero otros factores como haber conocido a sus familiares: su madre y hermana, me han ligado a su obra y conocer parte de su vida, ciertamente de encuentros está hecha la vida, decía Luis Salvador López, cuando alguna vez, siendo estudiante de medicina en Cataluña-España admiraba tanto la obra del pintor surrealista Salvador Dalí que se fue al Cabo de Creus a observar el mar y captar unos de los horizontes que aparecían en sus cuadros, mientras estaba sentado se acercó un hombre (uno de los empleados de la casa de Salvador Dalí), quien lo invitó a una fiesta de los Dalí. Luis Salvador López conoció en carne propia al excéntrico pintor y a su esposa Gala, quien le regaló uno de sus bastones, a partir de aquel día Luis Salvador López sería médico y posteriormente un  psicoanalista dedicado a estudiar la psicología del pintor y llegar a escribirle un libro.


Así mismo, los encuentros son hechos que condensan y estructuran la existencia de las personas, conocí algo de la obra de Oswaldo Calisto Rivera cuando entré al taller de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2005, luego lo incluí cuando elaboraba y recopilaba una lista de autores para la antología de la novísima poesía ecuatoriana “Premonición a las puertas”. Nada de esto pasaría desapercibido, un día llegó un mail inesperado, su madre Cecilia Rivera y hermana Maricela, a quienes aún no conocía, me escribían y agradecían la inclusión, y sobre todo el valorar su obra. Luego las visitaría y conocería su casa donde me propiciaron un ejemplar de su primer y único libro.


Pero hoy, 22 de septiembre (fecha de su nacimiento), me convoca a escribir sobre Cachibache, su madre me ha comunicado que actualmente tendría 30 años, ya no está con nosotros, desapareció trágicamente, y justamente un tiempo antes de que se publique su primer y único libro oficial: Rojo encanto de marmota, CCE, 2001.  Atentaron contra la vida de Oswaldo? Esto sería seguir escarbando sobre la madera y pensar que nada está resuelto y quedarnos con la incertidumbre de su desaparición, sea lo que fuere, lo que me trae a este lugar, escenario, es precisamente su obra. Se fue pero tenemos su poesía y el testimonio de quienes lo conocieron, familiares y amigos. Y cosas como estas desmitologizan lo que se pueda seguir diciendo acerca de su desaparición.







Vuelvo a insistir, de encuentros está hecha la vida, Cachibache vive en quienes lo recordamos. Muy gentil el poeta guayaquileño Augusto Rodríguez me envió un ejemplar de las Memorias del primer festival de poesía joven “Hugo Mayo”, CCE Núcleo del Guayas, 2005, organizada por el grupo Buseta de papel, antología en la cual Oswaldo Calisto Rivera (Cachibache) aparece como un invitado más, sus familiares no lo supieron, ahora lo saben. También lo han incluido en la antología 13 poetas ecuatorianos (Venezuela), selección de Aleyda Quevedo R., así como en el libro de próxima aparición Anatomías de cristal (poetas desaparecidos del Ecuador) realizada por Johanna López Santos.
Cito un fragmento de lo que aparecerá en esta interesante y valiosa antología:


A los 17 años integró los talleres de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Al decir de César Vásconez Romero:“Joven impetuoso, con una seguridad y disciplina impresionantes, ávido por el conocimiento, gentil y hasta cariñoso, exponía sus textos como verdaderas manchas de palabras ante la perplejidad y el entusiasmo de todos. Tenía una ortografía caótica, pues parecería que inventaba la suya propia como la forma más coherente lo quería escribir”

Oswaldo Calisto Rivera, Cachibache (su seudónimo de escritor), un joven apasionado por la pintura dejó más de 100 cuadros terminados, además,  estudió en la Universidad Católica Comunicación y Artes, Ciencias Ancestrales en el Instituto ILADES e integró los talleres literarios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Su primer libro de poesía “Rojo encanto de marmota”, también dejó escrita la trilogía poética compuesta por los libros: La cachiva, Comible Sr. Lucas Alombrey y La falta de pantuflismo.


Posiblemente su desaparición nos dejé un sabor amargo por no haberlo conocido, pero están sus obras intactas, y a futuro serán editadas con el consentimiento de sus familiares. Por ahora, tenemos su Rojo encanto de marmota donde nos deja imágenes paroxísticas, y lo que se debe tener en cuenta es lo sensitivo de la palabra, el lenguaje que nos lleva a un escenario desconocido, mítico. Sensible el poeta o la palabra? Cachibache deconstruye el sentido figurativo de la realidad con la palabra. Resonancia de lo extraño y un delirio permanente de establecer un nexo con lo espiritual. “Rojo encanto de marmota”, perfecto escenario para exponer un campo de símbolos y personajes ajenos a nuestra percepción cotidiana, animales exóticos, paisajes, religiosidad escondida, diálogo con el perpetuo “yo” interior del ser humano, realidad a la que recurre para no abandonarse a sí mismo. El poeta nos desafía a confiar en un espacio-tiempo, que únicamente se volvería certeza en un sueño, más aún, encuentra sacralidad en lo absurdo. 


A tu memoria…




I

Y el recuento de los soles en la corona amada
pronto encasquillan el hechizo los cabellos de trigo
esquivando con fatiga una orilla salina que revolotea
sobre un buzo de lluvia ovalada
y el fresco recogimiento de la gaviota abdominal
reseca, encargada de eternizarse en la colmena del paciente
elegida en la estocada del vacío líquido
soltando gemidos azules, odas cercando el poema alado del
príncipe herido
la pista celeste concibió a un paseante hipo egipcio
a un nuevo arpegio desencantado en la aldea de su cuerpo
El caballo lluvia en lluvia
caballo lluvia en lluvia
Por el abrazo momentáneo del refugio de larvas, pequeñas
amantes las narices que se estrellan bajo una lámpara de
fantasmas residentes del jardín de la mocedad
A un niño
de sonrisa de flor
            feo y hazaña
                        gordito
                        larguísimo
                  en calzado de asonada
tierno seno ciertamente insoportable
                                preludio
                                petición de estrecho
                                                     (living in the garden)



II

¡Ah, monje huyendo entre viragos críos de cafetín!
alcanzó rasgar de grana sedienta lamentables perfiles en
adopción
velámenes del tatuaje becado
y fieles articulando la ribera en sudario
¡fieles, eructando, volviendo tráquea y corazón al peñasco:
dolor!
los transportan en grave liza
 ¡botero!, sobre el tinto brizna la pascua
tutoría considerada a vuestros nudillos de escama silenciosa.
Cava.
Aún, más espesa cuando el cazador supera la membrana
Del sueño
prende su cencerro a verdosa anemia yunta
de nailon busca querellar una corte
y licencioso condado de humus
osezna gangrena de génesis
el puño cae bajo un rubor de mortecina danza
vaya ventisca pasea y recoge extremidades de boda
en mercader taconeo enredando el númen de sus balsas
observa, -valiente guijarro- una octava de mansa cabriola
libar del alaba un gnomo indomable.



III

Asfixiada, marcando los pequeños ojos el combate bajo
la desnudez de la tarde.
Ungüento idílico, has vencido sin capa de duelo
brillando sobre la mampara floral
largos golpes de saliva habitada
pero sujeta a la risa de la reina
tambalea
brevemente
mojada
entre juegos y lágrimas
sensible y coqueta
vorágines que habitan un poro, una virgen de tierra croada
la canción para un zurdo
el petirrojo se despide
con el escape violento de la ramada varal
sus senos se pierden entre cortinas de mirlos
¡recibid! al ciego chapuzón que se deshoja palpitando
aquel órgano de entroncada belleza
cuan esbelta acariciada trinidad
que rasga con su pétalo de arena a la cándida daifa
apeó del sauce un cirujano envuelto en conchas
un mamífero vivo
quizá una urgencia de congas y jarazas.




IV

Vuestro espía acordona un veneno de espigada claridad
Y el gafete de cándido murmullo apareja al reinado
Pelirrójese, he aquí la victoria de tilos en vuelo
¿habéis preferido el álbum al farallón empotrado?
ya os comenta el bravo relente que en lo alto mece al
afrecho
pues excelencias, a bien comprobar pueden
los arcanos de una inmensa gloria
Si, aquí vuestro caudillo hinca la mollera. 

martes, 22 de septiembre de 2009




La antigua teoría de incinerar rostros  de algún Primer icono expresivo , de extraviar paladares en un momento de chapuzón, Reiteran el cosmolinaje  de lo absoluto, lo próximo a la metáfora y la imagen
  
así Paul Puma  (Quito, Ecuador, 1972). Poeta, dramaturgo y periodista, recobra los cimientos de varios universos adjuntos con el fin de renovar un lenguaje poético de la escritura, entre sus obras se destacan su obra de teatro El Pato Donald tiene Sida o como elegir los instrumentos de la desesperación (1996)  que ha sido representada en Italia,  en poesía ha publicado los poemarios La Teoría del Absurdo (1994), Los Versos Animales (1996), Eloy Alfaro Híper Star (1996) y Felipe Guamán Poma de Ayala (2002), que ganó el "Premio Aurelio Espinosa Pólit". Paul Puma es uno de los escritores mas importantes de la nueva generación de jóvenes escritores en el país.


Paúl Puma estará con nosotros 
el Jueves 24 de Septiembre 
 a las 6 de la tarde 
en el taller literario de la CCE.


Todas y todos están invitados 


jueves, 17 de septiembre de 2009



AL FILO DE LA MEDIA NOCHE: CANTO AL AMOR Y A LA REVOLUCIÓN

Por. Cristian López. T

Rememorando las palabras de Pablo Neruda destaco: tengo un pacto de amor con la/hermosura/tengo un pacto de sangre con/mi pueblo a propósito del libro del poeta Fernando Farías Sacón: “Al filo de la media noche”. 

El libro de 60 hojas vincula el pensamiento y el sentimiento de lucha que se adscribe al proceso de cambio en la conciencia política, dirigida por el libertador Simón Bolívar en su proyecto de independencia en los pueblos de América Latina.

Allí estaré/escribiendo versos de amor y de justicia/para ti y para el mundo, nos dice el poeta en el poema que da título al poemario. Fernando Farías Sacón es un poeta comprometido con los problemas sociales. Además podemos encontrar la evocación que cada verso realiza a todas las personas sensibles para mirarnos al espejo y buscar nuestra identidad.

Aquí vendría el dilema, ¿para qué sirve la poesía?  Al filo de la media noche nos da la respuesta, en el poema clandestino evoca: me acusan de ser poeta/y de escribir el verso/me persiguen me cuelgan de los dedos/me escupen en la cara/por escribir el verbo Socialismo. El poema debe decir lo que la sociedad necesita oír, el poeta debe preocuparse por la condición de sus otros, sus hermanos, aquellos que hacen su mundo.

Por otro lado, el canto al amor acecha en cada poema: por eso amor mío/ mira acá/ y veis mis manos vacías/ y mi corazón abierto como una flor/ llamándote a ti… (El árbol del amor). Un poeta sencillo y claro en la construcción de los versos. La musa es la mujer y la ciencia, escribe: Mujer/inspírame un instante/mientras voy en busca de la palabra… (De piel a corazón) 

Este libro impreso en la Universidad Central del Ecuador y auspiciado por el Gobierno de la Provincia de Pichincha es una muestra de que los libros no deben estar supeditados a editoriales, aquellos que hacen fenecer a la cultura. Al filo de la media noche se hace hincapié lo que en palabras del maestro Benjamín Carrión diría: la cultura no es simplemente lo significativo. La cultura lleva consigo, sustancialmente, la pragmaxis, la realización; así, la poesía no es especulación, es creación. Simplemente el poemario Al filo de la media noche es una muestra de autoedición.

Fernando Farías Sacón, poeta nacido en Bahía de Caráquez, en 1967, ha publicado Velero de poema, 1997; Los versos del gitano, 1998; y, Al Filo de la media noche, 2005. En novela ha escrito: El Río del Muerto, 2009. En cuento: Reo por confusión (próximo a publicar). Además se ha desempeñado como periodista y difusor cultural. Actualmente es parte del grupo K-oz.  

POEMAS:

LAS COLINAS

Esas colinas,
parecen que se están riendo 
más bien parecen que nos quieren hablar
-¿Por qué? Porque están solas,
pero de belleza enverdecidas
quizás algún día serán habitadas,
los niños serán un jardín para ellas
entonces ya no estarán solas

El turista,
cuando venga a Bahía 
y al alzar la mirada
dirá, Bahía y sus colinas

Porque para el turista y su morador
ella será una novia vestida:
y la dádiva divina,
de una acuarela
que Dios ha regalado al hombre
donde quieras que tú vayas
y alguien te pregunte ¿Cómo es Bahía?
Diles que tiene hermosas playas, 
Y muchas colinas


ENTRE LÍNEAS

Yo, te amo desde el azul del cielo,
Hasta el número y la gramática…

Tu rostro sensitivo
De un mirar tus ojos delicados,
Como la flor de romero,
De un fresco sonreír tu boca;
Como fruto en corriente de agua,
Haces despertar mi mente como la luz del alba.

Tu voz sublime,
Como un encanto de hipnosis
Hace vibrar mi corazón
Como un concierto de piano.

martes, 8 de septiembre de 2009


 COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS
UMBILICAL VIVE !!!!!
Reencontramos el camino y el paso sigue firme


martes, 1 de septiembre de 2009


SON DEMOLICIÓN:

ALFONSO MURRIAGUI VALVERDE

MI SOMBRA Y SU BOÍNA


En este su más reciente libro, el poeta Murriagui, maduro, reflexivo y sapiente, el que ha vivido muchos soles y lunas y nos ha tendido el lazo de los ancestros, pero también el abuelo y amante tierno, reaparece…Así, la memoria, la nostalgia y los recuerdos, se confiesan en estas páginas que escribe bajo la sombra de los años y con su  boina guerrillera a cuestas, testimonio para sus amigos, colegas y contemporáneos, o para quienes queramos aprender de sus experiencias y alegorías, que la memoria personal si no se la escribe, es fugaz y se vuelve cada vez más lejana, porque para el veterano poeta la memoria:

 

…”Viene como los cantos posesivos,

como la dulce niña 

que me dejó sus peces;

como la voz materna y sus silencios

poblados de ternura”

 

Es pues en dirección a la vitalidad del agua, del amor y de la memoria colectiva, que creemos que la mejor poesía de Alfonso Murriagui “se dice” por sí misma, no por las palabras de otro, ni por el canto o alabanza de ningún crítico de opereta o de algún “canónico” de la lengua; se dice por sí misma y permanece, intentando restaurar con sus versos, no solo la infancia del mundo y de la voz poética subjetiva, pero también la infancia de nuestra propia identidad: de nuestra gran infancia colectiva ecuatorial.

 

Una infancia con mitos y personajes legendarios y también con seres diminutos, vulnerables y de carne y hueso. Mas y a diferencia de la poesía apolítica y hermética o de aquella truculentamente erótica, -tan en boga en nuestros días-, los poemas de Alfonso Murriagui, aún permanecen insuflados de humanidad y de solidaridad humana, aquella solidaridad y juventud que atraviesa las generaciones y aún es capaz de traernos sus destellos y fulguraciones:

 

 Nacimos cuando el mundo todavía era bueno, sin hornos crematorios, ni átomos infernales. Deambulamos junto a un río que aún no había sido encadenado; los sueños vivían en nuestros ojos y era fácil pescar las ilusiones debajo de cualquier eucalipto rumoroso...”, nos dice el niño interno del poeta; ese mismísimo niño, hoy el “abuelo Alfonso”, quizás aquel memorioso padre colectivo que todos hubiésemos querido tener,  para que nos leyera en la chimenea de un cálido hogar, los poemas que hoy se encarga de recordarnos el siempre vital e irreverente poeta tzántzico.

 

 

Diego Velasco Andrade

 

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