miércoles, 22 de septiembre de 2010


GALO TOAPANTA
Quito 1988

Estudia Comunicación Social en la Universidad Central del Ecuador.
Odia los cenáculos oficiales y las alabanzas.
Hace comic y fanzines underground.
Escribe también narrativa y prefigura
una novela experimental, cada vez que le sobra tiempo...

Obra: Santiago Caruso

Un Monigote Ególatra
(Y otros personajes) 
(fragmentos)



0

Muero en cada palabra
Apetezco cada precipicio y verlo desde lo alto
                                       Para dar el paso atrás

Como un resquicio de alma inexplorada
El tedio de la lluvia en sus gritos de fabulosa codicia

Me regalo una noche más larga
                                                  me sobró
pero hoy…

No te extrañe si te miro y vomito. Tengo tantos recuerdos…
Y este recordar es un retorno
dentro del pecho
Lunes te saco; y
hasta el sábado te dejo fermentar en el excusado
                                                                                                  Perdón. Esta Ud. Excusado
Le quito el domingo
                   (Solo muero los a días plazo)
Se todo. Ya recupero el sentido en lunes.
Así de tonto: Te saco del vientre donde parimos sueños un día
Siento un frío en las tripas. Un vacío.
Un alivio.
1

Las que vienen y van son las casas sin ventanas
roen las mejillas, van transportando los cristales,
Y pueblan mi cabeza
los labios: Un tumor de sangre
para la frente reseca: Una terapia de paños tibios

Este búscate otro
Y este hoy se me hizo tarde,
Este no despiertes todavía
sin lógica ni métodos.           Sin canción de amor,
Cuando la angustia es un método para no decirme nunca la verdad.

Huye de los poemas de amor que son los más difíciles,
Canta al cielo que esta azul y tras él una navaja plateada,  tras él un rojo sangre y tras de ello la noche.

De negrura sanguinaria Estrellas de lunares negros
Escogidas
c-u-i-d-a-d-o-s-a-m-e-n-t-e
Acompañadas de ensaladas repletas de lágrimas.

Así es Devorar el cielo
Y tu boca que escapa
Y tu boca que es capa
Abriga ahora hojas muertas de un naranjo fantasmal

La fruta de asfalto  de la muerte  corre calle abajo  y un niño va tras ella
Acordándose cuando decías “besas como comiendo una fruta”
eras fruta madura y el milagro, para la sed y el hambre.

Aguántese al enemigo  infranqueable y Vuelva usted mañana, y
Lleno de sumisas sumisiones,
Mi mala sombra, sin destellos
Pobre
Caótico
Herido de aguantar mis malos ratos

He aquí  el hombre prometido; que es el mismo solo por su nombre

Basta de la caligrafía mal aventurada.  Ya basta con la página herrada.
Un pan crepitando en la garganta llena de lobos y grillos rojos
Yo no ambiciono.
Vivir o no vivir en una cuestión definida sin calaveras de bufones
Ni porteras esperando  en la cama
Sin perro que me ladre.

Podrido yo. Sucio animal arisco. Infecto bicho de desdichas inventadas y un poco menos que reales, 
cegado hasta lo imposible por ganar el cupo a los cielos que arrancaron
los ojos recitando el nombre de mi madre mi hermana mi perra mi sobra
 mi hastío mi todo
mi terno con corbata roja.

Mi  ajenidad tan mía, de cuatro letras infinitas que me inventé.
Yo desnudo
Sin fe.
Prometeo apedreado por la primera mano santa que me hubo devuelto el alma.
Esa
La del escaparate
La que empeñé y no tenía,
esa la que tiene un avalúo tan pobre en la vidriera del mercader.
 

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