lunes, 3 de mayo de 2010


Por. Cristian López. T
Solamente desde la oscuridad a la que me encuentro sometido puedo escribir estas letras que están marcadas por la historia. Solamente desde esta siesta a donde me condujo la poesía podrán salir letras tímidas e ir tomando forma de poema. Solamente desde el recuerdo de Jorgenrique Adoum podré escribir este artículo que rememora el encuentro con el poeta, con el maestro… con el silencio.

Solamente la noche es el espacio donde la pluma toma contacto con el café y la inspiración adviene a mis sentidos como un avión o un velero que busca un cuerpo de quien poseerse e insuflar las sensaciones más hermosas. Y solamente la noche me susurra los recuerdos de aquel  1926, donde Ambato recibió entre sus brazos al ciudadano que combatiría a su tiempo y dialogaría silenciosamente con la historia. Con su pasado ronroneándole la hoja en blanco, pues es Ambato la ciudad que solo existe en el tiempo y la palabra.

Desde muy joven Jorgenrique tuvo que luchar con el destino. Fue bachiller en la escuela jesuita, estudio Filosofía y Derecho en la Universidad Central del Ecuador y a los 20 años fue secretario personal del poeta chileno Pablo Neruda, quien de la mano le hizo reconciliar con el Ecuador Amargo a quien tanto amó.  

La poesía de Jorgenrique ronda los espacios subrepticios del ser humano, indaga rompiendo la métrica y acercándose de una manera directa a la conciencia humana, su voz poética es la del hombre que amó a su tierra: …yo quería dormir, quería haber llorado/ con los párpados puestos en mis necesidades,/en lo olvidado, retroceder a alguien, a ella, a mí, a nosotros/dispersos: y solamente encontré al indio,/ dueño de su desesperanza y de su abismo…

Dice Hernán Rodríguez Castelo, uno de los críticos más importantes del país, sobre la obra de Jorgenrique en Ecuador Amargo: “significó la revelación de un gran poeta, maduro a sus veintiséis años… lenguaje personal, ancho aliento y visión amarga para iniciar el canto a la áspera patria…”

Los recuerdos en Jorgenrique tienen un tinte gris, el recuerdo de Las notas del hijo pródigo son el llamamiento de la infancia, marcada por las constantes injusticias sociales, además que  vivió en carne propia la II Guerra Mundial (1939). “El adolescente Adoum despertó a la historia con los lejanos bombardeos de la guerra mundial”. Por tanto, la función de la voz poética en Adoum es evocada desde el silencio que produce el pesimismo de estar lejos de su maniatada infancia, que para Cioran este sufrimiento es instrumento para la obtención del conocimiento. 

Un poeta que vivió la poesía intensamente. En una entrevista, publicada por la revista El Búho (2007),  ante la pregunta si el escritor tiene un compromiso, su repuesta fue simple, sin tensiones ni escepticismos ideológicos: “El primer compromiso del escritor es con la literatura, de nada sirve la más grande obra revolucionaria si no tiene su propio valor literario”. Por eso su obra ha desbordado los más grandes matices de la poesía. La palabra era su instrumento para indagar lo profundo del ser humano, las vicisitudes que acarrean los problemas sociales, así la palabra se convierte en la espuma que debemos desechar de nuestra boca y darle una figura, hay que reinventarle.

Ante todo, es preciso ordenar la infancia/como un país disperso, evoca el poeta en el poema Resumen de la infancia, Los versos de Jorgenrique recorren las noches sin imágenes, noches vivaces, reflexionadas, son noches donde la poesía ronda los escondrijos más absortos del ser humano. 

Jesús Ledesma irrumpe en el concepto de persona, aduciendo que: “El hombre se ha cuestionado siempre por qué hay cosas, quién soy. Ha observado que las cosas son en cuanto difieren y que estas diferencias  le dan su gran riqueza al cosmos. Poco a poco va descubriendo que la realidad dentro  de su complejidad es análoga”. El concepto de persona y de patria son las constantes en la poética de Jorgenrique, ¿poesía antropológica? Quizá, pero sabemos que su poética, también su ensayo, confirmó que fueron obras individualistas. Odió con profundidad la poética mentirosa, artificial, la que se prepara para ganar premios, reconocimientos y no la que desnuda al ser humano, Jorgenrique encontró en la poesía el vehículo para poder confesarse, para recrearse como ante un espejo el hombre qué fue. 

Los cuadernos de la tierra, una de las obras completas que se han escrito en el Ecuador. Un libro experimental, casi un juego elegíaco, es un canto a la patria triste, remendada, crucificada por la transculturalización que sufrió nuestra historia, la lacerada; por eso, Los cuadernos de la tierra son lamentos, según Vladimiro Rivas, la épica de la derrota. 

Soledad, aquí nos recibió la noche, el primer verso del poema Los orígenes, devela el camino por donde las imágenes poéticas van a vagar en busca de la memoria incrustada en el olvido. ¿Por qué Cuadernos de la tierra? “de la tierra emerge el hombre que será héroe de estos cantos. Por ser, entonces, los cantos al hombre de la tierra, están poblados de elementos telúricos”.

Adoum, quien a los 34 años ganó el Premio Casa de las Américas, realizó su monumental obra: Dios trajo la sombra.” Octavio Paz, refiere el mismo poeta en la introducción a los cuadernos de la tierra, prefería este cuaderno a todo el resto, quizá porque el descubridor se asemeja al poeta en su aventura, cuando arrastrado por su destino, más que por el río, no puede volverse atrás ni detenerse”. 

No hay duda que con la muerte de Jorgenrique, Ecuador pierde una de las voces poéticas importantes en América Latina, pero no cabe duda que jóvenes poetas estén irrumpiendo con su voz los secretos de los nuevos lenguajes poéticos, el sueño de Jorgenrique. Por eso, no cabe permanecer en la noche sollozando su partida. Y también no es tan cierto lo que sostiene Huilo Ruales (escritor ecuatoriano) que los poetas no mueren nunca. Así se tenga la idea que los poetas son como semidioses también necesitan de la muerte para sentirse humanos, lo que queda de ellos es su poesía, sus versos, esa lucha constante con las palabras.

Jorgenrique, antes de su partida, pidió que se lo recuerde como un hombre bueno, un amigo; y así se lo recordará. Por hoy solo nos quedan sus maravillosos versos:

…Mentira, corazón, todo/miente acerca del odio establecido./En el principio era el pueblo, su raza/de maravilla, y el será hasta el final.

En estas temerosas líneas que se abocaron en rendir tributo al Jorgenrique Adoum deambula un silencio que evidencia la existencia de un poema…
                                                                                                   …escrito en la memoria.
¡Qué el poema lo reconstruya! 



tomado de la revista: NOVA littera 
(Revista de la Escuela de Ciencias del Lenguaje y Literatura)

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