martes, 11 de enero de 2011



Ramiro Oviedo  ( 1952)

Nació el 12 de marzo 1952, en Chambo, provincia de Chimborazo, donde vivió hasta los 5 años. Estudió pedagogía para la enseñanza del español, centrada en la literatura y en la lengua española. Tiene un doctorado en pedagogía por la Universidad Central, y es Egresado del Primer Ciclo Doctoral en Letras, en la Universidad Católica. Posteriormente obtuvo un doctorado en la Universidad de Toulouse.

Profesor y escritor, ha alternado la docencia en varios colegios de Quito con la escritura, como integrante de varios talleres literarios. Vive en Francia desde 1987. Actualmente es profesor de Literatura Latinoamericana en la  universidad del Litoral, en Boulogne Sur Mer. Ha publicado varios compendios de poesía y cuento, entre ellos: Serpencicleta  1995); Esquitofrenia ( 2000); Escanner ( 2005). En francés: Hiéroglyphe (1997) ; Semaine Sainte (1998); Fanesca (1999) La nature se méfie de la vitesse (2001); Les poèmes du Colonel, (2002) Premio  Trouvères 2002  y  Claude Sernet  2004, publicado por la CCE ( Quito), bajo el título de Los poemas del coronel Buendía 
(2007).
Consta en la Antología esencial de la literatura ecuatoriana contemporánea, en el volumen dedicado a la poesía.


                                                                                 (A Bruno Pino)
                                                                   (Del libro Maleta de mano, inédito)

Color hueso  1

Me gusta el color hueso.
-el único que  se ha comido la lengua-
Humano hasta la médula
Vive sin brújula
Sin nudos en los pies.

Buscando algún rincón, un hueco, alguna página
Un segmento de algo para tatuar su sombra, el artista
Halla una calavera –un cráneo seco- escupe
Una sorpresa, así como un tatuaje
Que salta desde allí para posarse luego
En el hombro derecho de los viandantes
Diciéndoles
“No corras que ya vengo”.

El batracio es poeta
Y cuando canta llueve por los alrededores.


La perra del olmo

El  artista escupe un batracio en un huevito cósmico
Y dios se queda mudo. El poeta orina
Y se queda después como una diva
Tomando el sol en aquel lecho óseo.

En su hueso frontal
Hay una tuerca que canta por las noches.
Cada croac-croac es una lluvia de sílabas

Un cráneo nunca muere
Peor en Quito.


 Sin título       
 
1. Llueve  prácticamente gratis
   Se me hace humo la boca.
Las torres de las iglesias flotan como orejas de burro
En medio de la bruma.
            
2.Como en  un óleo de  Víver
Quito se ha dormido de pie
Frente al museo Camilo Egas.
Las golondrinas se acurrucan  en una cornisa
Muy cerca de una lumbre de miel
Y se ponen a escuchar las palabras de la lluvia
Chorreando  sobre los taxis.
          
3. Esta ciudad es mujer
No cabe duda.
Si no es mujer es un travestí mago
Duende o camaleón, ciudad Miss Mundo
Turista de sí misma
Va saliendo  como de un cuadro de  Zapata
Vestida con palabras de candela

4.Lo que es yo
Me quedo en esta acera donde el domingo es gótico.
Aquí
Los ciegos son  luminosos
-No impostores-.
Y las mujeres caminan bonito.

5.Llueve a ritmo de rap
Pero llueve  también agua de lejía
Sobre el ciego del barrio y sus harapos.

6.Llueve sobre el paraguas de un par de enamorados
     -no se sabe si escarcha o si esperma-
Entreabriendo los ojos más felices del mundo
   Interrumpiendo un beso de caníbales
Se echan  a correr al café de la esquina.

7.Llueve en esta ciudad
Y  La Mariscal es el único reloj
En perfecto estado de funcionamiento.

8.No cabe duda
Esta ciudad es mujer.
(Ni la menor idea de dormir)
El revuelto soy yo
Nadando entre dos aguas,
Como piscis barato.


Color hueso 2

Ayer  lunes
La calavera me hizo un guiño
Exclusivamente mío.

No lejos
La catedral parecía una cerveza rubia vista con lupa.

Los pájaros comenzaban a tomar por asalto
El cielo de la universidad
Los enamorados parecían poemas tirados en el césped
Y las secretarias soñaban que era viernes.

Los inmigrantes en España
Compraban desaforados los periódicos
Para ver si era cierto la revolución.


Excribir

Cúmpleme advertir a quienes quisieran
Que tire la toalla y deje de escribir
Que me siento en la imposibilidad de poder complacerles.
Es más
En adelante voy a escribir aunque sea con caca
Entonces
Métanse nomás la ofsset  en el culo.
Una cosa es que el poeta acepte  la inutilidad de lo que  hace
-sin regateos ni justificaciones-
Y otra muy distinta 
Que le quieran obligar  a pegarle una mamadita
Al señor Presidente de la Casa de los Mil Artículos
Al gordo de las ediciones tutti-futti,
A la comadre de la librería Tripa-Mishki
Sin hablar del cabrón de la la tele
Ni del canal
Del cuñado del tío del sobrino
De la Sagrada Concha de Su Madre.
Yo soy un puerco espín
A mucha honra!


ESQUITOFRENIA 1

Quito es una imperfecta geometría
con las deudas pendientes.
Pasa un taxi pirata a contravía
con el chofer borracho hasta los dientes.
El semáforo en verde pero frena
me pita retrocede y se estaciona.
Una puerta amarilla que da pena
que parece caerse de aquel mazda viejísimo
me guía coquetona
nefasta
impertinente.
A contracielo subo y digo ¡al centro
como si de repente
a Quito le sobrara real y medio de centro.
¡Qué balcones floridos ni guaraguas!
¡El centro es un lugar que ya no existe!
Por todas partes le han nacido abscesos
tumores que subsisten
con el nombre de tolas o de mamascucharas
de Quito Tennis y de pobres diablos
tan juntos y revueltos pero irreconciliables
tan cruzados los cables
que sólo Lucho Barrios o tal vez Jota Jota
con su varita mágica de valses puñaleros
de francotiradores de cantina
podrían remediar la esquitofrenia.

Truena y suena un diluvio de botellas
como anunciando la quitoterapia.


PAJARO AZUL Y AFINES

El calicanto falsea.
Dios que es dios el San Viernes existe.
El público jalea.

Una jaba de bielas para la mesa 7
Una de jhonny walker para los doctorcitos de la mesa 1
Unita de Cristal
La del estribo
Al que no bebe copa
La ultimita
La yapa
Dicen los hijos de Li-Tai-Po

Parece mecha.


ESQUITOFRENIA DOS

Llego a Santo Domingo.
Ronca un raro silencio.
La madrugada avanza.
Parece que el convento se ha tomado la plaza.
Presa del desconcierto
me quedo calculando dónde pudo mudarse
la vida que ahue gui﷽﷽﷽﷽í vivía. Pues no puede esfumarse
el carnaval del mundo por orden del Alcalde.
Pensar que hace cinco años a esta misma hora
la vida era la vida y la vida en persona
con ciegos y acordeones
con choros maricones magos y meretrices
con poetas y Ulises perdidos de su patria
-gente de carne y hueso sobre todo de hueso-
y Sucre con su dedo mostrando la montaña
en donde cedía al fin la fiereza de España
dejándole el botón a la fiereza criolla


PATRIA TIERRA SAGRADA

El Quito de las cinco es como un sueño
visto desde San Marcos.
Yo que no soy ni chulla ni quiteño
ni encantado de nada ni ocho cuartos
como rama de hueso de esta ciudad ociosa
con la fama de casta
me arrimo la acorralo voy cayéndome encima
de su frente radiosa
y un poco más o menos como Edipo a Yocasta
queriendo comprobar que en su pecho rebosa
me la voy levantando para toda la vida
diciéndole en la oreja
¡ quiero llamarte mía
mía
como a mi madre
con infinito amor.!

La madrugada se porta de película
y una luna lluchita de farándula
con su sexo de felpa
se queda apuñaleando las ventanas. 

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