Poeta y periodista. Tal vez una de las voces más sólidas y estremecedoras de la lírica ecuatoriana de estos últimos cincuenta años. Con respecto a Ledesma, Hernán Rodríguez Casteló recuerda: "'Sabio niño fugaz', lo llamó Ileana Espinel, que tan cerca lo tuvo. En los cortos veintisiete años de su vida, fundó un grupo poético
-"Club 7"-, con su revista; animó el nuevo movimiento lírico guayaquileño, imprimiendo honda huella en sus compañeros (Ileana Espinel, Sergio Román, Gastón Hidalgo y Alvaro San Feliz), y dejó una obra lírica de altas calidades e inconfundible acento."
ESTUDI PARA NARCISO
(A Paul Valéry)
El agua violeta entre tus manos
Y la tarde... Y sus piras infinitas
quemando de amaranto tus cabellos
Tranquilo tú, desnudo de ti mismo,
para admirar el fondo de tu estanque
tu adormecida sed y tu cintura
de nácar -si se quiere- o de durazno
Tu sexo de naranjo sin estío.
Tu sangre ebria de sol. Y tu minorada
de áspid, de triángulo sin sombra
Tu pulso. Tu estatura de verano.
Y el mar en verdes cópulas de espuma
Debiera hacerte dique si eres río.
Debiera hacerte red inconmovible,
para el perfil etéreo de tu aliento
Debiera no quebrarte el alba pura.
pero tu voz se torna mi silencio..
Y muero en ti. Y mueren mis gaviotas
Y el mar -desde tus labios imposibles-
me nombra en ti, me asedia con sus
con cítaras y abismos y misterios.
Y caigo yo vencido. Y tú vencido,
sin lámparas, sin diques, sin barreras
Y pierden paz mi alma y mi sendero
Y Dios, de bruces, ante ti, se rinde.
ELEGÍA
Sangre pura con miel en las axilas"
Jean Aristiguieta
¡Oh soledad completa de tu axila!
Dulce tibieza de vellón tan suave
en donde nace —en un espasmo absorto —
tu desnudez más Intima. Y la llama
tan pálida que hiere tus pupilas
con esa lividez que es de otro mundo:
un mundo en donde —acaso— ya no existen
sino tus finas cejas perseguidas
por un viento de aroma —yodo y sangre—
en el país extraño de tu rostro.
(De Cris)
TEORÍA DE LA LLAMA
TEORÍA DE LA LLAMA
Ya no soy más
el hijo de mis padres,
sobrino de mis tías,
nieto de mi abuela;
el ciudadano
que portaba la cédula
número 1317284,
que -en pie- cantaba un himno nacional
y que firmó: David Ledesma
sobre cartas
y cheques
y canciones.
He muerto en mí para resucitarme.
Un nuevo ser me viste.
Ya no puedo decir que soy un hombre
ni que vivo en tal parte,
ni que amo,
ni que soy. Ya no soy.
Me transfiguro
en una entera llama de Poesía
que arde,
crepita
y ruge
desde adentro.
Puedo tener un rostro como un viento,
un hueso como un río,
una muerte como una canción.
Mi ser no es esta costra.
No soy yo.
Ni es mi familia.
Ni es mi pueblo.
Ni es siquiera mi nombre.
Ni es siquiera mi nombre.
Es un espacio luminoso y puro.
Un punto indefinido.
Intangible.
Inasible.
Indescriptible.
Una partícula
de fuerza,
de combate
que me nutre con sus tremendas brasas.
Ahora puedo morir,
puedo vivir también,
sobre mi cuerpo pueden caer piedras,
puede, bajo mis plantas hundirse el suelo:
y no caeré,
ni sufriré dolor.
SOBRE DAVID LEDESMA TOMADO DE SERGIO ROMÁN ARMENDÁRIZ
David Ledesma Vásquez: ¿desganado o entusiasta de la Revolución Cubana?
Curridabat, Costa Rica
12 de septiembre, 2008
Señor Director de El Mercurio
Cuenca, ECUADOR
Señor Director:
Saludo a usted. Acompaño otra vez el texto de la aclaración que escribí respecto de una frase que me parece infundada y desafortunada dentro de un artículo del Sr. Luis G. Salgado (David Ledesma Vásquez, el poeta de la corbata amarilla, 11.XI.2008) publicada en el diario de su digna dirección.
David (1934-1961) emblemático poeta de mi generación, como todos sabemos, no puede defenderse porque murió hace cuarenta y siete años. Casi todos los miembros de nuestra generación han muerto. Sobrevivimos pocos de los cuales yo fui muy cercano amigo y compañero en la poesía y en la lucha política de David.
El señor Salgado da una versión acerca del estado de ánimo de David y lo califica como "desganado de la Revolución Cubana", pero esa versión es una suposición. Los hechos dicen lo contrario y esos hechos son, entre otros, nuestro programa radiofónico "Aqui... Cuba", en defensa de la gesta revolucionaria y los poemas de su "Cuba en el corazón" entre los cuales emerge su "Castro en Manhattan". Ésa es la realidad. Sus lectores, señor Director, tienen el derecho de conocer esta otra realidad que encierra mi versión, la cual surge de mi relación cercanísima con David, como lo atestiguan dos libros publicados en conjunto: Club 7 en 1954 y Triángulo en 1960. Y, también lo atestigua el hecho de haber creado juntos el programa radiofónico mencionado que David dirigía y distribuía, pero, en el cual yo escribía los editoriales que después publiqué en "Alcantarilla, sitio de ratas", 1962, un poco antes de salir al exilio.
Sr. Director: Acuse recibo y publique mi nota aclaratoria. Es lo justo para sus lectoras y lectores y también para la salud del derecho a la libre expresión que defiende este ciudadano que se suscribe de usted como un atento y seguro servidor,
Sergio Román Armendáriz
David Ledesma Vásquez: ¿desganado o entusiasta de la Revolución Cubana?
Sr. SALGADO:
Los insomnios propios de mi vejez me llevan a la deriva por la red de redes y así, hoy, 11 de septiembre del 2008, acabo de leer su artículo "El poeta de la corbata amarilla" acerca de mi entrañable compañero, hermano en la poesía, David Ledesma Vázquez, que publica El Mercurio de Cuenca.
Como sobreviviente del Club 7 y del Toachi urjista, debo agradecerle que su pluma nos recuerde, más por supuesto a David, un poeta emblemático que le da voz y nombre a toda nuestra generación. Pero, permítame expresarle mi desacuerdo en lo concerniente a su expresión "... desganado de la revolución cubana, pese a que mantuvo un programa radial sobre ésta".
Debo decirle que conocí a David desde nuestras primeras escaramuzas literarias en la imprenta del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, hasta el momento de su adiós supremo, y en ese tránsito de 1951 a 1961 hicimos juntos muchas cosas que ya pertenecen a la historia, siempre juntos, también con Carlos y Gastón e Ileana, entre ellas, el Club 7, su taller y su publicación plural; Triángulo, otra publicación compartida; el programa radiofónico "Aquí... Cuba", viajamos juntos a la isla, barajamos horas y horas de conversación alrededor de muchas cervecitas frías, y, resultado de nuestra militancia revolucionaria y poética, él escribió "Cuba en el corazón" y yo escribí "Varón en La Habana", dos poemarios breves que íbamos a editar también unidos bajo el título "Dúo", pero su muerte y mi exilio frustraron ese afán.
Dígame señor Salgado, si yo tengo o no tengo elementos de juicio para saber si David era un desganado o un entusiasta de la causa socialista. Permítame con todo respeto decirle que David nunca fue un desganado de la revolución. Fue un insurrecto, un antiburgués, un heterodoxo, y un alma con efluvios de ese Cristal que le dió carácter a su primera publicación. Y como todos nosotros, agonistas, sí, herederos de Vallejo y de Medardo Ángel Silva y de Barba Jacob y de Hugo Mayo y de César Andrade y Cordero. Herederos de la utopía a la que se refiere Agnes Heller, neomarxista: "La utopía es lo que debe ser ... hecho, ya".
De todas maneras, muchas gracias por recordarnos, y disculpe mi intento de aclaración cuyo énfasis puede confundirse con descortesía.
Atentamente,
Sergio Román Armendáriz
TEXTO TOMADO DEL DICCIONARIO BIOGRÁFICO DE RODOLFO PÉREZ PIMENTEL
El 7 de Agosto estableció con Sergio Román el programa radial “Aquí Cuba”, vocero oficial de la “Sociedad amigos de Cuba” para decir la verdad histórica de la revolución sin temor ni miseria (sic.). Los libretos eran de Román, colaboraban Germán Cobos y Otón Macias. Entonces David escribió versos políticos de gallarda belleza que le conferían un aliento auténticamente americano, a lo Walt Whitman..
CASTRO EN MANHATTAN.- // Los banqueros cerraron las ventanas; / había llegado un soplo de aire limpio. / Los hoteleros clausuraron sus puertas / el sol ardía exasperadamente. // Pero él llegó / pisó sencillamente / la tierra india de Manhattan / con sus botas de rudo guerrillero / Y desde su gran cárcel de hierro / la libertad lo miró como a un hijo. // ¡Qué tiene este hombre!/ se dijeron / ¿Cómo es posible que entre tan confiado / en la guarida misma de los lobos?/ Pero él miró todas las casas / con su mirada recta de varón: / dijo palabras tan duras y tan simples / que desde el polvo de los grandes montes / lo saludaron Lincoln y Walt Whitman. // ¿Qué sol es este? - se dijeron - / ¿Qué viento nuevo corre por la isla / contagiándolo todo? / ¿Qué rayo ha descendido? / ¡Oh Manhattan! / vieja isla / ha llegado tu día, /el hombre de Sierra Maestra / ha pisado tu suelo. // Un viento nuevo corre sobre los rascacielos / de la ciudad gris... / Un sol aunque más ardiente / quema las calles asfaltadas. / Un barbudo titán hiere tu tierra / para decir con su garganta enorme: / ¡América Latina reclama en pie / la Libertad que es tuya! //
Nunca se sabrá a ciencia cierta cuántos otros poemas dejó David, pues sus padres se negaron sistemáticamente a darlos a la publicidad y hoy deben estar irremediablemente perdidos. Para colmos, la madre rompió las fotografías a fin de terminar con la fama de su hijo, a quien se tenía por poeta y por suicida, dos cualidades consideradas feas por entonces, y hasta llegó al extremo de disgustarse con Ileana, que ninguna participación había tenido en la confección del Prólogo, que años después apareció tímidamente incluido en las Obras Completas de Carrión publicadas por el Banco Central y que en una de sus partes dice: Están en este libro - se refiere a la obra final de David que jamás llegó a publicarse - algunos de los mejores poemas ecuatorianos de todos los tiempos, poemas insuperables en técnica y en auténtica emoción, los poemas más espantosos y envenenados que haya podido crear un poeta excelso, hundido en la más mortal e indigna desesperación de la espesa mugre del alma, en las aguas negras de las horas, cuando ya toda esperanza, la más ilusoria y absurda, ha sido cuidadosamente eliminada. En este libro, junto a la alta calidad lírica, a una plenitud de oficio que lo gradúa de poeta de primer rango se halla, lo que podríamos llamar, el primero, auténtico y brutal trasunto de la desesperación total surgida entre nosotros”.
El 62 apareció “Cuadernos de Orfeo” en 23 pags. con poesías del 59 en la editorial del Núcleo del Guayas, así como una “Antología General” impresa en Venezuela con poemas éditos e inéditos en 64 pags., que constituyó el sentido homenaje de sus amigos y admiradores de “Lírica Hiospana” de Caracas.
EL DIALOGO.- // Esta boca que te habla no es la mía. / Este rostro que miro no es el tuyo. / Ni esta risa es tu risa. Y sin embargo / presente estoy aunque me sienta lejos. // Ni tu ni yo. Posiblemente nadie / Y sin embargo / frente el uno del otro en este mundo donde somos extraños, sobre sitios / que nuestros cuerpos ya no reconocen! // No eres tu, ni soy yo; / pero me basto / para indagar el nombre / que te oculta. // Y esa luz, oh, - esa luz - / mágica, absorta / pura como el amanecer, / como la muerte, / que brillaba en el fondo de tus ojos / hace mil años de imposible ausencia! // Nadie habita estos cuerpos. Nadie dice / las palabras que rozan nuestras bocas. / Y sin embargo a media noche grito / este nombre / que sin ser cosa tuya, / ni cosa mía, / ni señal exacta / hace creer al fuego que me habita / que eres tú, / que soy yo, / y que existimos / en un país de blancas torres puras!
// POEMA,- // Ahora escribo un poema para tí. // Como quien habla en tus oídos digo: / las cosas más sencillas se revisten / de una absoluta luz, si tú las nombras. / Por ejemplo, si tu dices: - el día- / El día está de pie entre tus labios. / Si - ternura - comprendo la ternura / en su completa dimensión de espiga // Y si dices: - cansancio - hasta mis huesos / cae el cansancio tuyo y ya no escribo.- //
Tuvo poderosa, fuerza lírica y humana, seguro y penetrante ritmo, elegante y a la vez coloquial, con originalidad sardónica y creativa.
BIBLIOGRAFIA
Poesía: Cristal (Guayaquil, 1953); Club 7 -coautor- (Guayaquil, 1954); Gris (Caracas, 1958); Los días sucios -coautor- (Guayaquil, 1960); Cuaderno de Orfeo -póstumo- (Guayaquil, 1962); Antología personal -póstumo- (Guayaquil, 1962); La risa del ahorcado o La corbata amarilla -inédito-; Poemas para Guatemala -inédito-; Elegías -inédito-; Teoría de la llama -inédito-; Cuba en el corazón -inédito e inconcluso-. Consta en las antologías: Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); La palabra perdurable (Quito, 1991).
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