Cristian López - Poesía

Nace en quito, en 1985. tiene estudios en comunicación social y  en lenguaje y literatura, ambos en la universidad central del ecuador. es poeta y narrador. tiene el primer lugar de poesía universidad central, medalla de oro. integra los talleres de escritura en la casa de la cultura ecuatoriana. sus textos aparecen en diversas antologías. artículos suyos aparecen en diversos medios de comunicación. tiene un espacio de literatura en el periódico el chulla del municipio de quito.

TÚ…EL MUERTO

Soy, pero soy también el otro, el muerto

J. L. Borges

Estaba muerto sin sorpresa…

Ch. Baudelaire

Siempre, cuando veas un charco de sangre

Aparecer por la puerta

No cierres los ojos,

Ni trates de nadar

Sumérgete

Y siéntele,

Ahógate

Puede ser el lago de tus sueños;

Ese laberinto de la muerte

Es parte del libreto de la vida.

Si ves a un muerto

Con una copa de vino en medio de sus manos

Aparecer como un espectro por la ventana

No llores, ni grites

Solo sonríele como un gato

Puede ser tu abuelo

Al que no conociste

Y solo viene para llevarte a un paseo

Por un lugar (semi) desconocido

-todos ya hemos pasado por ahí en alguna cama de un hospital-

O talvez, tranquilo con nieve y árboles

Y nada de gente.

Si ves un hacha

Que recae sobre tu cabeza del lado derecho de tu cuerpo

Ni grites, no llores,

No duele;

Te puede hacer una melliza

Si cae en la corona de tu cabeza.

No le mires al rostro del asesino

Porque puede ser tu padre borracho

Y él no quiere que te mueras con rencor

Solo busca lo mejor para ti.

 

Si ves tu rostro

En una caja adornada con flores rojas

En medio de lágrimas y sonrisas

No te asustes

Eres tú al otro lado,

Eres el ser que guardaba el espejo

Eres vos y eres el otro,

Eres el muerto…

 

BIOGRAFÍA DE UN SER VEDADO EN LA NOCHE

Sometido a la garúa de tu cuerpo

La tierra se deforma, azorada por la noche

Ángel que flotas, siniestra

En tus ojos, manoseados por pájaros muertos

Se evaporan las soledades

Ser con rostro de madera

Que lloras al lamento

Tus manos inducen un atrio

Ensangrentado

Para que encuentren el relámpago

                                          Acucioso de tu alma

Postrimero, ensanchas tu dolor a crímenes callados

 

soledad ventisquera que pereces al abrazo de la tierra

agua que te diluyes en el voraz incendio del amor

 

¿lágrima ebria incrustada en el olvido?

Tus labios florecen como nardos vacuos

 

(la luna te consume al caminar por estas tierras sosas que te queman ¿sorpresa? Criatura triste, sola, deslumbrada en el gemido de un perro, hirsuto como tu hueso)

 

Torpe caes en un bosque

                         sediento de vejez

 

Bocas que rehúyen al barullo de la noche

Animal hermoso que varas sobre chinescos que se merman

Al ojo miope del guijarro

                                                    

Alma funesta Melancólico rostro, pertinaz

Te muestras entero, sucio, hambreado

Decaes en el sueño como isla rota

 

(metalurgia del fuego azotas la venganza del silencio. La tierra gime de dolor, con sus uñas de polvo, roza las mejillas del cielo. Abrupta se estremece. Su voz te atraviesa la piel abocada al viento)

 

Nada te pertenece, ninguna cópula, ningún territorio

Es vacío el camino en que te muestras

Vedado, te enredas al momentáneo lagrimear del hambre

Solitario ángel remendado

En el ansioso sueño

 

Máscara hierática

Destruyéndote a tí mismo